martes, 16 de octubre de 2012

Ejemplo de reportaje



PASTILLAS PARA LA INTELIGENCIA
86% de las personas confiesan que sería difícil s decir 'no' a la posibilidad de ser más inteligentes.
La mayoría queremos alcanzar nuestro potencial real, pero sin realizar esfuerzo, de ahí la idea de tomarse una pastilla que nos haga más listos.
Los potenciadores cognitivos ya se prescriben para tratar trastornos médicos, pero también tienen el poder de mejorar la memoria o la capacidad de concentrarse de las personas sanas. Mucha gente las compra en internet, lo que es arriesgado, pues no saben qué están tomando realmente.
Bárbara Sahakian, investigadora y profesora de neuropsicología clínica en la Universidad de Cambridge, por su parte, encontró que el 17% de los alumnos en varias universidades de EE.UU. admiten haber usado el estimulante Ritalin (metilfenidato), la cual es una droga inteligente que es empleada por numerosos estudiantes para lidiar con la fatiga durante la temporada de exámenes.
Diseñado originalmente para tratar la narcolepsia, el medicamento se volvió bastante popular entre diferentes grupos gracias a su capacidad para hacer que la gente se sintiera más despierta y alerta.
Una encuesta practicada por la revista Nature entre 1.400 adultos encontró que uno de cada cinco había consumido Ritalin, Provigil o beta-bloqueadores, y de cada cinco, tres eran mujeres y no para tratar alguna condición médica, sino para mejorar su concentración o su memoria
Quizás a varios por ahora no les atraiga mucho la idea, pues por mientras se trata de unas pastillas que hace una diferencia de apenas un poco por ciento. Pero, si encontraran una pastilla que nos volviera 50% o 100% más inteligentes, ¿seguirían diciendo que no?, y si hubiera tantas personas inteligentes, el mundo lo aprovecharía como beneficio para mejorar a los países y no afectar nuestro entorno, o quizás ganaría la malicia y volverían a existir las monarquías.
 
Laura Pino cursa su segundo año de estudios en la Universidad, donde estudia ciencias psicológicas con interés en la neurofarmacología,  nos cuenta:
¡MILITARES INTELIGENTES!
Los militares llevan siglos empleando drogas de este tipo como el modafinilo para mantener despiertos a los soldados durante operaciones de combate.
"He tomado modafinilo algunas veces, particularmente porque aumenta la capacidad de mantenerse en vigilia y porque me permite permanecer concentrado durante largos períodos de tiempo. No la tomo muy a menudo, pero si quiero quedarme despierto durante 20 o 30 horas, trabajando en un ensayo, es muy útil. Nosotros hemos hecho estudios que muestran que pueden ayudar a personas sanas pero son pruebas cortas. Tomarlas a largo plazo puede ser peligroso. No se sabe pues no se han hecho pruebas y además, los cerebros en las personas jóvenes todavía se están desarrollando".

Un estudio de la Academia de Ciencias Médicas de 2008 mostró que incluso con una pequeña mejora del 10% en una prueba de memoria se consigue un puntaje más alto en un examen académico y eso es una gran mejora. Pero eso puede traer problemas. Ya hay preocupación de que, si las cosas continúan como van, se podría terminar con una sociedad que avanza a dos velocidades.
Gerardo Lara, editor de periódico, señala que:
 "Hay gente que no sólo está dispuesta a tomar estas pastillas sino que pueden comprarlas. Son un grupo selecto de pioneros. Eso trae a la mesa una serie de cuestionamientos sociales y éticos, que van más allá de las preocupaciones por la salud".                                                                                                                    
Las drogas más empleadas son el modalfinilo, el ritalin y el adderall. La primera se emplea para combatir los efectos de problemas tales como la apnea del sueño y la narcolepsia. Las otras dos se utilizan para tratar la hiperactividad, sobre todo en niños y jóvenes. Los autores estiman que en algunas universidades de USA, aproximadamente un 25% de los alumnos las utilizan.                         
Hay tres cuestiones que se están evaluando en el uso de drogas inteligentes:
La primera es la cuestión de la seguridad: No hay demasiados estudios sobre los efectos a largo plazo y cierto también que sus efectos no han sido estudiados en individuos sanos. Pero ninguna de estas objeciones parece demasiado grave.
La segunda es la cuestión de la libertad: Podría darse el caso que directores de escuelas, deseosos de que sus alumnos tuvieran buena puntuación les obligaran a tomar esta sustancia antes de exámenes.

La tercera es la cuestión de la justicia. Si los exámenes son competitivos, los que no tomen estas sustancias estarían en inferioridad de condiciones.
 
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